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El caucho sabanero estuvo mudo durante 90 años; sin embargo, ayer a las 11:15 de la mañana se despachó a gritos
Sus ramas, casi centenarias, salieron a volar. Sus hojas bordearon el cielo de la carrera Séptima con calle 75 cuando el operario de una de las tres grúas utilizadas para trasladar el árbol -Gustavo Tovar- jaló una de las seis palancas de la enorme máquina.
El operativo de traslado del caucho empezó a las 6 de la mañana. El ingeniero agropecuario que dirigió el 'viaje' , Carlos Barrera, se mostró tenso y no dudó en tomarse algunas fotos con el árbol en companía de su equipo de trabajo de la firma Tecnipodas, empresa que desde febrero pasado adelantó los detalles para el traslado.
A las 11:45 de la mañana, el caucho, de unas 120 toneladas, se despidió de la tierra que lo vio nacer, y empezó a flotar hacia su nuevo hogar: un hueco a 17 metros hacia la Séptima. Los usuarios de la ciclovía de la se bajaron por algunos minutos del 'caballito de acero' para ver el traslado.
De hecho, la vía se llenó de curiosos que no entendían del todo lo que pasaba.
Una señora que pasaba por la zona señaló: "No tumben el arbolito, es viejito pero no es para tanto". Alguién le explicó lo que estaba pasando y agregó: "Si es así, pues bueno".
Los vecinos del edificio Urapanes, situado justo al lado del árbol, apenas se asomaban por las ventanas para ver cómo su vecino de más de 15 años se trasteaba lentamente.
Un abogado residente en esa unidad de vivienda fue quien puso la acción popular que casi le impide a la Constructora 75, dueña del lote, trasplantar el árbol.
Después de una conciliación y de una póliza de 1.000 millones de pesos, que deberá pagar la constructora si el nogal se llega a morir, se pudo hacer el traslado.
Liliana León, subgerente de la Constructora 75, anunció que en el lugar será construido un edificio de oficinas de ocho pisos-. "Le vamos a poner un nombre que tenga que ver con el árbol". bromeó León, quién agregó que el área construida será de 10.000 metros cuadrados.
El traslado del árbol tuvo algunas complicaciones. Por la tarde, unas guayas de una de las grúas se incrustó en la base e inclinó el caucho un poco hacia el oriente, lo que interrumpió el proceso de traslado por unas horas. Para enderezarlo fue necesario traer una cuarta grúa.
A las 8 de la noche, después de 14 horas de trabajo, el ingeniero Barrera levantó los brazos en señal de que la misión estaba cumplida.
El árbol quedó muy averiado con el procedimiento. Los vecinos del sector quedaron muy preocupados.
F eltiempo.com/colombia/bogota/trastearon-gran-arbol-de-la-carrera-septima_7825282-1
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