sábado, 31 de julio de 2010

Débil y obstruido río Jordán lucha por su salvación

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Por Douglas Hamilton
QASIR AL-YAHUD, Cisjordania (Reuters) - Fieles cristianos están alarmados por las advertencias de que los bautismos en el río Jordán pueden enfermarlos, mientras funcionarios israelíes se apresuran a tranquilizados, diciéndoles que el agua no presenta un riesgo para su salud.

Pruebas de calidad del agua publicadas esta semana contradicen las acusaciones del grupo activista Amigos de la Tierra de que el nivel de bacterias provenientes de la cloaca en el río es demasiado alto para que se bañen humanos, dijo Eli Dror, de la Autoridad de Naturaleza y Parques de Israel.

"No hay absolutamente ningún problema con la calidad del agua. La gente puede venir y bautizarse aquí tanto como quieran. Puedo garantizarlo", dijo Dror a Reuters.

El bajo Jordán de hoy en día es un arroyo innegablemente lodoso y turbio, separado de su fuente de agua dulce del Mar de Galilea, sacrificado en pos de las necesidades de las ciudades y la agro industria en desértico valle y repleto de aguas residuales y de desechos.

Un kilómetro y medio de donde abandona el mar de Galilea, entre una tranquila arboleda en Alumot, en Israel, el transparente río es detenido por una represa de tierra lo suficientemente ancha como para que crucen autos.

En la canaleta cubierta de vegetación al otro lado, agua marrón hedionda mana de un caño enterrado y un cartel rojo y blanco advierte: "¡Peligro! No sumergirse o beber el agua".
"Hace mucho tiempo que sabemos que estas aguas no son saludables. Durante gran parte del año están cuatro veces más contaminadas que lo que permitirían los estándares israelíes", dijo Gidon Bromberg, de Amigos de la Tierra.

"La gente que se bautiza en estas aguas actualmente, si tienen un corte en la piel, podrían desarrollar rápidamente un sarpullido. Si tragan aunque sea un sorbo eso podría provocarles malestar estomacal y vómitos", dijo a Reuters.


PEREGRINOS BIENVENIDOS
Funcionarios israelíes negaron con firmeza que hubiera problema alguno y señalaron que no habían recibido quejas en cuanto a problemas de salud.


El alto funcionario del Ministerio de Turismo Raphael Ben-Hur dijo que las acusaciones del grupo eran infundadas. Ellos corren el riesgo de ahuyentar a miles de visitantes a Tierra Santa que quieren mojar sus cabezas en el río donde la Biblia dice que Cristo fue bautizado.

"Este sitio es uno de los más importantes, uno de los lugares más sagrados del pueblo cristiano y ellos vienen del todo el mundo, de modo que estamos invirtiendo mucho dinero para tenerlo en buenas condiciones", sostuvo.

Sería una locura permitir a los peregrinos sumergirse en agua contaminada, afirmó.

Por 40 años después de que Israel capturó y ocupó Cisjordania en la guerra de 1967, el sitio bautismal a horcajadas del río que separa al Estado judío con el reino árabe de Jordania quedó encerrado tras la valla de seguridad del Ejército israelí y casi cerrado a los visitantes.

Las visitas para ceremonias bautismales sólo estaban permitidas dos veces al año y las capillas cristianas sobre la orilla del río quedaron en la ruina, entre tocones de palmeras muertas que solían resguardar a los fieles del feroz sol en el valle del punto más bajo de la tierra.

Pero Israel ha flexibilizado el acceso al lugar en los últimos tres años y los turistas ahora pueden acceder al río seis días a la semana.


Los visitantes viajan en autobús a través de una zona militar a lo largo de una carretera agujereada entre vallas metálicas oxidadas, con campos minados a ambos lados.


El Ministerio de Turismo planea cambiar ese aspecto amenazador, dijo Ben-Hur. En la primera fase de su plan de desarrollo construyó una capilla y un centro de recepción. En la próxima fase, se despejarán los campos minados, los soldados uniformados desaparecerán y se construirán seis capillas más.

"El Ejército y el turismo no van de la mano", dijo Ben-Hur. El proyecto del Ministerio de Turismo prevé "un terreno de iglesias de todas las denominaciones", que ofrezcan a cristianos "una experiencia espiritual especial que solo pueden tener aquí".


ERIAS DE CLOACAS

Del lado jordano, la cúpula dorada de una nueva iglesia ortodoxa brilla al sol. Hay varias iglesias más en construcción en el lugar, que los israelíes admiten es impresionante.
Bromberg, de Amigos de la Tierra, sospecha que la competencia por el turismo podría haber persuadido a las autoridades israelíes de flexibilizar las normas sanitarias en pos de su creciente inversión.

"Vemos el potencial de comprometer los estándares sanitarios para obtener beneficios económicos a corto plazo", declaró.

Dror rechazó las sugerencias de una disputa interna en cuanto a criterios de salud. Exhibiendo estadísticas evaluativas de la calidad del agua, explicó qué entra y qué sale del lecho del río del bajo Jordán al sur del mar de Galilea.

Esta cuenta con grandes cantidades de agua salina del alto Galilea, además de desechos agrícolas, agua de piscifactorías y residuales parcialmente tratadas del caño enterrado de la represa de Alumot, afirmó, pero sostuvo que no se trataba de una "cloaca podrida", como afirman los ambientalistas.

Casi todo esto es extraído para irrigación en las extensiones superiores del río y reemplazado por agua más limpia. En los serpenteantes 200 kilómetros antes de que el Jordán llegue al mar Muerto, esta agua es naturalmente filtrada de tal modo que lo que llegue al sitio bautismal satisfaga los estándares sanitarios, indicó.

Nadie niega que la escasez crónica de agua o el desvío sistemático del recurso del cause del río, que se encuentra en el corazón de una disputa. El Jordán solía tener más de 50 metros de ancho. Ahora sólo tiene cinco metros.

Los ambientalistas dicen que esta degradación se realiza en nombre del subsidio a la lucrativa agro industria israelí a lo largo del territorio ocupado de Cisjordania, usando una preciada agua robada al ecosistema.

"La historia del río Jordán habla del desvío de agua. Un 98 por ciento del agua dulce del Jordán ha sido desviada por Israel, por Siria y por Jordania", dijo Bromberg.

En su lugar, Israel, Jordania y los palestinos en Cisjordania están "vertiendo cloacas, residuos agrícolas y aguas salinas en lo que queda".

Dror cree que las advertencias de riesgo para la salud son una campaña difamatoria para promover la agenda de Amigos de la Tierra, que busca que Israel y Jordania restauren alrededor de un tercio del flujo del río.

"Por supuesto que podría ser mucho mejor. Pero necesitamos el agua. No nos queda otra alternativa", dijo el funcionario.

(Reporte adicional de Tessa Unsworth; Editado en español por Marion Giraldo)

F lta.reuters.com/article/worldNews/idLTASIE66U08120100731?sp=true

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