Los delfines rosados y grises de agua dulce están dejando de ser una especie común y corriente en el país. Según el Programa de Estimación de Abundancia de Delfines de Río, que terminó una fase más hace poco en Colombia, y que lidera la fundación Omacha desde el 2006 en los países amazónicos, las poblaciones de este animal simbólico de la selva son entre medias y bajas en el territorio nacional.
De acuerdo con Fernando Trujillo, director de Omacha, las poblaciones de las dos especies que viven en los caudales de Colombia (delfín gris y rosado), y en los ríos Meta, Putumayo y Amazonas, entre otros, no superan las 8 mil, cuando en otros países como Bolivia, el programa ha calculado la presencia de más de 15 mil delfines. El número es reducido porque la sobrepesca está acabando con los peces que les sirven de alimento, pero además, los propios delfines son cazados para utilizar su carne como carnada en la captura de otros peces que son vendidos en grandes supermercados, incluso de Bogotá, como si se trataran de la especie 'capaz', típica del río Magdalena.
Bolivia, un ejemplo de conservación
Los delfines de río viven su mejor momento en Bolivia. Allí el Gobierno intensificó sus esfuerzos de conservación, principalmente de una especie endémica que solo se ve en ese país llamada 'Inia. boliviensis' y que se parece mucho al rosado. Hay aviones que tienen pintado su figura y el Estado planea declararlo patrimonio nacional para reforzar su preservación. Es muy común en los departamentos de Beni, Santa Cruz y Pando.
Viajes por 9 países
Además del censo de delfines, que ya recorrió más de 7 mil kilómetros de ríos en las cuencas del Amazonas y del Orinoco, y de Venezuela, Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia, el programa está capacitando a 80 investigadores de 9 países para que los estudios sobre esta especie no paren. Según Saulo Usma, del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), esta idea también apoya planes de acción para salvar a los delfines en cada país y la creación de alternativas económicas para comunidades locales, para que en lugar de cazar los animales, puedan implementar estrategias de conservación rentables.
JAVIER SILVA HERRERA
REDACCIÓN VIDA DE HOY
F eltiempo.com
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