El Congreso discutirá un proyecto de ley que busca aplicar condenas de hasta 3 años de prisión y multas de 500 millones de pesos a quienes cacen o sometan a tratos crueles a los osos de anteojos.
En medio de los proyectos de reforma política o que buscan aprobar definitivamente una Ley de Víctimas, durante esta legislatura el Congreso también deberá discutir la viabilidad de una norma para proteger a uno de los animales emblemáticos de nuestra biodiversidad: el oso de anteojos.
El senador liberal Camilo Sánchez, con el apoyo de la Red Nacional de Protección Animal y Ambiental (Redpaa), acaba de tramitar un proyecto de ley que busca llevar a la cárcel a aquellas personas que maltraten a este mamífero, conocido como oso andino, o que ejerzan sobre él actos crueles. Recibirían entre uno y tres años de cárcel y pagarían una multa de doscientos a mil salarios mínimos mensuales, es decir, entre 100 y 500 millones de pesos. La idea es frenar la cacería de esta especie, muchas veces atacada por labriegos cuando se acercan a sus fincas.
Según expertos de la organización Wild Life Conservation Society, los osos no se conectan con la civilización por instinto o porque quieran atacar al hombre, lo hacen como una reacción frente a la presión que los humanos han ejercido sobre ellos. Los campesinos, para tener más cultivos o por sacar leña, han invadido las zonas de páramo donde habitan. Mientras tanto, los mamíferos, atrapados en espacios cada vez más pequeños, no tienen otra opción que buscar comida e invadir esos mismos terrenos que antes dominaban, pero donde ahora encuentran gallineros o vacas. Allí, comienza un conflicto con los habitantes de las zonas rurales, que termina en jornadas de cacería y en la muerte de decenas de ejemplares.
De todas maneras, la iniciativa tiene en cuenta la creación de un Fondo de Reposición para compensar al campesino afectado cuando su ganado sea atacado por un oso.
A punto de desaparecer
Según el Libro rojo de mamíferos de Colombia y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (Uicn), en el país quedan menos de una tercera parte de los osos que había hace 30 años. Han desaparecido de zonas como la serranía de la Macarena, donde fueron desplazados por los grupos armados y su hábitat fue arrasado por los cultivos de coca. Los osos son clave para la preservación de los páramos. Allí, ellos comen quiches, puyas y otras especies de flora. Y en el instante en que las arrancan o las muerden, esparcen semillas de las que nacen más plantas que sustentan la vida en estos ecosistemas, que nos dan agua potable.
"Así como China se ha volcado a cuidar al oso panda y Australia se esmera por el koala, Colombia no puede dejar de proteger sus especies, más cuando este es un avance para blindar áreas por las que gozamos de una gran riqueza hídrica", dijo el congresista Camilo Sánchez.
JAVIER SILVA HERRERA
REDACCIÓN VIDA DE HOY
F eltiempo.com
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